Groucho y Chico, abogados by Hermanos Marx

Groucho y Chico, abogados by Hermanos Marx

autor:Hermanos Marx [Marx, Hermanos]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Teatro, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 1932-05-30T16:00:00+00:00


Anuncio comercial de Plumas de caballo, septiembre de 1932.

BANQUERO: Bueno, dejémoslo. ¿Le importaría decirme a qué se dedica?

CHICO: ¿Cuándo?

BANQUERO: Cuando trabaja, por supuesto.

CHICO: ¡Ah! Cuando trabajo, trabajo. Soy el pasante de Mr. Flywheel.

BANQUERO: ¿Pasante?… ¿Sabe algo de granjas?

CHICO: Pues claro, me encanta la leche y el queso. (Se ríe). Buena broma ¿eh?

(Alboroto; ruido de alguien corriendo).

GROUCHO (acercándose): ¡Tío Abner! ¡Tío Abner! Hay un ratón en mi habitación.

ABNER: ¿Mi sobrino asustado por un ratoncito?

GROUCHO: Bueno, le hubiera hecho frente, pero venía apretando el gatillo.

ABNER: ¿Que el ratón le seguía con un revólver?

GROUCHO: No, con un gatillo. Un gatillo peludo.

ABNER: ¡Oh, Waldorf!… Ejem, éste es Squire Higbee…

GROUCHO: Bueno, pues que vaya a la tienda a por comida de ratas. Si no tienen comida para ratas, dígale que traiga alguna comida apetitosa.

ABNER: No te preocupes, Waldorf. Puedo llamar por teléfono a la ciudad. ¿Quieres que les diga a los de la tienda que nos manden un poco de veneno para las ratas?

GROUCHO: No, que no se molesten, tío. Ya les mandaré allí las ratas. (Se oye un golpe en el reloj del abuelo). Ravelli, ¿qué está haciendo en el reloj del abuelo?

CHICO: ¡El reloj del abuelo! (Se ríe). Me he equivocado. Usted habló de llamar a la tienda y yo me creí que era una cabina.

ABNER: ¡Por favor, chicos! Squire Higbee está aquí para hablar de negocios. Ya sabéis que tiene una hipoteca sobre esta granja y…

GROUCHO (en tono dramático): ¿Una hipoteca? ¿Por qué me lo ocultaste, tío Abner? Yo, ahí en la ciudad, malgastando el tiempo como sólo los jóvenes saben hacerlo, mientras tu pobre cabeza calva encanecía y ese lobo junto a la puerta se sentaba en tu sala, bebiéndose tu venenoso licor de maíz y zampándose tus entrañas. Pero no te preocupes, tío, no te preocupes. No utilizará esa hipoteca si mi opinión cuenta para algo.

BANQUERO: Señor, su opinión no cuenta para nada.

GROUCHO (jovialmente): En ese caso, tío, me figuro que sí que liquidará el préstamo.

CHICO: ¿Un préstamo liquidado? Eso no está bien. Para líquido, prefiero el ron.

GROUCHO: Bien hablado, Ravelli. Ahora, suba a lavarse la cara. Podría decirle lo que ha desayunado esta mañana.

CHICO: Muy bien, si es usted tan listo, dígamelo.

GROUCHO: Huevos. Aún tiene un poco pegado en la barbilla.

CHICO: Está usted mal de la cabeza. Los huevos me los comí ayer.

BANQUERO: Escuche, joven Flywheel. He decidido aplazar la hipoteca. Pero como soy un hombre de negocios, me gustaría conocer las mejoras que tiene previsto hacer.

GROUCHO: Bien. En primer lugar, Higbee, estoy empezando a hartarme de madrugar para ordeñar a esas vacas. Sería mucho más sencillo si nos trajeran la leche embotellada a la puerta, como a la gente de la ciudad.

ABNER: Eso es ridículo, Waldorf. Estás hablando de lecheros y…

GROUCHO: Eso mismo. ¿Por qué no vendemos las vacas y nos compramos un lechero?

CHICO: Hombre, puede que podamos conseguir leche de elefante. Conozco a una cría de tres meses que bebe leche de elefante y pesa cuarenta y tres kilos.

BANQUERO: ¿Una cría de tres meses que pesa cuarenta y tres kilos?

CHICO: Claro, es una cría de elefante.



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